Si ya se, todavía estas esperando que tu pareja te pida perdón por lo que sucedió hace 10 años atrás. Ya dijiste que es cosa del pasado, que le has perdonado, pero cada vez que algo te hace recordar el suceso, vuelven a florecer (como las flores en tu jardín) los sentimientos de coraje, molestia, indignación y hasta dolor. ¡Pero ya perdonaste!, es lo que te dices constantemente cuando afloran los textos bíblicos en tu cabeza que te obligan a repetir…. 70 veces 7, 70 veces 7!
La realidad del perdón es que no es tan fácil como se expresa. No se logra solo con la intención, y mucho menos con una varita mágica. En ocasiones cuesta tomar la decisión de perdonar. Nuestra humanidad se interpone. El dolor apoyo nuestra decisión de mantenernos alejado de la persona para no volver a caer en la trampa otra vez.
Hay momentos en los que la herida es tan grande que nos cega. Es más, personalmente pienso que es difícil perdonar porque al ser humano le gusta tener un poco de control sobre los demás. El pensar que otro te hizo algo y ahora se tiene que “humillar”, para algunos es una aventura que no quieren dejar pasar por alto. Claro, quiero pensar que la mayoría de nosotros, si somos creyentes en Dios, entendemos que no se trata de la “humillación” de pedir perdón, sino en el proceso de sanidad y restauración que este produce en el corazón.
En su esencia, el perdón es una decisión consciente de dejar ir las ofensas y no mantenerlas en contra del otro. No significa olvidar el dolor, sino liberarse del rencor, la amargura y las barreras que impiden una verdadera reconciliación. En el matrimonio, el perdón permite que las parejas superen las dificultades y crezcan más cerca el uno del otro, fortaleciendo su relación en lugar de permitir que el resentimiento la destruya. Es imposible avanzar juntos sin una disposición constante a perdonar las ofensas, grandes y pequeñas en nuestras relaciones. Colosenses 3:13: "Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros... De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
Cómo comenzar el proceso del perdón con tu cónyuge en tres pasos:
1. Reconoce el dolor de la otra persona. Practica la empatía.
Paso: El primer paso hacia el perdón es reconocer el dolor que se ha causado y asumir la responsabilidad por las acciones o palabras que lo provocaron sin justificar ni minimizar el impacto que ha tenido en tu pareja.
2. Escucha y ten paciencia durante el proceso.
Paso: Después de pedir perdón, es esencial escuchar a tu cónyuge y darle espacio para expresar cómo se siente. A menudo queremos que el perdón se dé “ayer”. Eso no es así. Puede tomar un tiempo. No apresures el proceso. Nada forzada dará buen resultado.
El perdón es un proceso que puede tomar tiempo, y es importante respetar el ritmo del otro.
3. Trabaja para restablecer la Confianza con acciones concretas.
Paso: Las palabras se las lleva el viento, y en muchos casos es una realidad. Si estas buscando el perdón de tu pareja, no vuelvas a caer en la misma trampa. Es importante que el suceso o las palabras que causaron la ofensa, no se repitan. Claro, no somos perfectos, pero tampoco TAN imperfectos. Con un deseo genuino, podemos modificarnos. Por eso, el perdón genuino se refuerza con acciones. Una vez que se han expresado las disculpas y se ha iniciado el proceso de sanación, comprométete a hacer cambios tangibles que demuestren tu deseo de mejorar y evitar repetir los mismos errores.
¿Estás en el proceso de perdonar o ser perdonado? No te des por vencido. ¡Lucha por tu relación!
Un abrazo,
Dra. Dorily
Comments